“¡Estamos muriendo!” es el trágico llamamiento de los cristianos de Mosul (Irak), que en las últimas semanas han vuelto a ser objetivo de una dramática ola de violencia.
El padre Amer Youkhanna, sacerdote del clero de Mosul que vive en Roma, ha explicado a Baghdadhope que las personas de la ciudad iraquñi “han dicho que no tienen palabras para definir lo que está sucediendo, si no se trata de un exterminio”.
“Nosotros estamos muriendo, me han dicho, y es necesario que nuestra voz sea escuchada”.
Las familias que aún quedan en Mosul, denuncia, “no tienen dinero para huir, no sabrían adónde ir, y así se quedan encerradas en casa a esperar. Es una situación terrible, quizás nunca antes de ahora, la comunidad cristiana de Mosul ha vivido tal periodo de terror. Quien quiere instaurar el estado islámico en Irak con capital en Mosul, quiere que la ciudad no tenga siquiera un cristiano entre sus habitantes”.
Monseñor Philip Najim, Procurador de la Iglesia Caldea ante la Santa Sede, ha referido que “grupos armados penetran en el barrio donde viven los cristianos y asesinan a quienes encuentran en la misma calle”.
“Son homicidios a sangre fría llevados a cabo a la luz del día y ante decenas de testigos, como si estos grupos quisieran demostrar que pueden obrar impunemente, controlar la ciudad”, observó.
“El objetivo es, claramente, sembrar el terror para completar la obra de vaciar a la ciudad de su antiquísima población cristiana, que comenzó hace ya años”.
A estas violencias se añade la cancelación del artículo 50 de la ley que fija las reglas para las próximas elecciones de los consejos provinciales, que en su primera redacción garantizaban la representación de las minorías en estos Consejos.
“¿Por qué, ésta es la pregunta que hacemos al mundo, los cristianos iraquíes deben sufrir estos ataques? -preguntó el prelado-. ¿Por qué nos matan y nos niegan nuestros derechos?”.
Pedimos el respeto de estos últimos, sostiene monseñor Najim, “es un deber”, porque los cristianos pertenecen a una minoría pero representan “una parte importante de la historia del país que siempre se ha caracterizado por la coexistencia entre los diversos componentes de su tejido social”.
“No pedimos más que lo que nos toca -declaró-: los derchos que se nos deben garantizar naturalmente en cuanto ciudadanos iraquíes” porque “no hay paz sin respeto a la vida humana”.
Monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Kirkuk y presidente de la Comisión para el diálogo interreligioso de los obispos iraquíes, recordó por su parte a la agencia SIR que Mosul “siempre ha sido un ejemplo de civilización y coexistencia y por ello sus nobles habitantes no deberían consentir que tales actos violen los derechos de sus pacíficos habitantes”.
“Los cristianos iraquíes -añadió- no quieren otra cosa que una vida decente y pacífica, quieren cooperar con todos para construir la estabilidad para el bien de su nación, como siempre han hecho a través de su historia”.
“El mundo nos está dejando solos”, admitió con profunda desilusión a Baghdadhope monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad.
También el prelado ha alzado su voz contra la cancelación del artículo 50, que reservaba 15 puestos en seis provincias a las minorías: 13 a los cristianos, uno a los Shabak y uno a los Yazidi.
En esta situación, afirmó, los cristianos iraquíes pretenden “continuar haciendo escuchar nuestra voz esperando que nuestro llamamiento sea acogido, no solo en Irak sino en todo el mundo”.
“Están en juego nuestros derechos ciudadanos, que aunque pertenecientes a una minoría, es cierto, siempre hemos sido ciudadanos iraquíes -declaró-. ¿No le interesa a nadie?”
Fuente: Zenit.org
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