Si usted lee historias sobre el folklor de los diversos países y también mitología, podrá darse cuenta que la mayoría de las culturas tienen una historia que explica el porqué el agua de los océanos es salada. La respuesta es realmente muy simple. La sal del océano procede de las rocas que se encuentran sobre la tierra. Así es como se origina:
La lluvia que cae sobre la tierra contiene dióxido de carbono disuelto que se encuentra en el aire. Esto causa que el agua de lluvia sea un poco más ácida debido al ácido carbónico (el cual se forma de la mezcla del dióxido de carbono y el agua).
La lluvia al caer erosiona las rocas, el ácido se disuelve sobre éstas y posteriormente se convierte en iones. Estos iones se depositan en los arroyos y ríos llegando finalmente a los océanos. Muchos de los iones disueltos son aprovechados por los organismos que viven en los océanos y son removidos del agua.
Otros de estos iones permanecen por largos períodos de tiempo causando que las concentraciones se vayan incrementando con el tiempo.
Los dos iones que se encuentran más comunmente en los océanos son el cloruro y el sodio. Estos componentes representan un 90% de todos los iones disueltos en el mar. A propósito, la concentración de sal en los océanos (salinidad) es cerca de 35 partes por millar. Explicándolo de otra manera, cerca de 35 de cada 1,000 (3.5%) de volumen del agua del mar, proviene de sales disueltas.
Desde su origen, los mares han sufrido una transformación constante. Las lluvias arrastraban hacia la Tierra gases atmosféricos, que por medio de las reacciones químicas fueron integrando los compuestos característicos tanto de la tierra como de las aguas.
La composición del agua de mar se fue complementando debido a la acumulación de sales y minerales, lo que produjo la salinidad del mar, que actualmente tiene un promedio de 35 gramos de sales en un litro de agua.
La lluvia que cae sobre la tierra contiene dióxido de carbono disuelto que se encuentra en el aire. Esto causa que el agua de lluvia sea un poco más ácida debido al ácido carbónico (el cual se forma de la mezcla del dióxido de carbono y el agua).
La lluvia al caer erosiona las rocas, el ácido se disuelve sobre éstas y posteriormente se convierte en iones. Estos iones se depositan en los arroyos y ríos llegando finalmente a los océanos. Muchos de los iones disueltos son aprovechados por los organismos que viven en los océanos y son removidos del agua.
Otros de estos iones permanecen por largos períodos de tiempo causando que las concentraciones se vayan incrementando con el tiempo.
Los dos iones que se encuentran más comunmente en los océanos son el cloruro y el sodio. Estos componentes representan un 90% de todos los iones disueltos en el mar. A propósito, la concentración de sal en los océanos (salinidad) es cerca de 35 partes por millar. Explicándolo de otra manera, cerca de 35 de cada 1,000 (3.5%) de volumen del agua del mar, proviene de sales disueltas.
Desde su origen, los mares han sufrido una transformación constante. Las lluvias arrastraban hacia la Tierra gases atmosféricos, que por medio de las reacciones químicas fueron integrando los compuestos característicos tanto de la tierra como de las aguas.
La composición del agua de mar se fue complementando debido a la acumulación de sales y minerales, lo que produjo la salinidad del mar, que actualmente tiene un promedio de 35 gramos de sales en un litro de agua.
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